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URUGUAY

Florista de joven, guerrillero de adulto y presidente en la vejez 


Florista en su juventud, guerrillero en la edad adulta y presidente en la vejez, el nuevo presidente de Uruguay, José Mujica, es un hombre del pueblo, que vive en una granja, conduce un coche desvencijado, rehuye la corbata y en política es tan carismático como controvertido. A los 74 años de edad, y tras jurar hoy el cargo, Mujica encara un nuevo reto en una vida que no ha sido tranquila.

Nacido el 20 de mayo de 1935 en Montevideo del matrimonio formado por Demetrio Mujica, de origen vasco, y Lucy Cordano, de ascendencia italiana, el nuevo gobernante quedó huérfano de padre muy pronto, por lo que tuvo que ayudar a su madre a cultivar flores y hortalizas. Una tarea a la que todavía se dedica en su granja de las afueras de Montevideo, donde vive con su esposa, Lucía Topolansky, senadora y ex compañera de lucha guerrillera, y con su perra coja "Manuela".

La finca es desde hoy la nueva residencia oficial uruguaya, para lo cual los trabajadores de un taller que habitualmente hacen arreglos en la casa han acondicionado un espacio para albergar a la guardia presidencial, por orden de Topolansky. Cada día, "El Pepe", como se conoce al presidente, entrega a sus guardaespaldas una lista de las personas que pueden entrar y salir, básicamente los vecinos con los que comparte tardes de mate y trabajos agrícolas.

Influenciado por las historias del exilio republicano español, Mujica fue anarquista en su juventud. No llegó a terminar los estudios preparatorios de Derecho y se dedicó a vender flores en el mercado del Rincón del Cerro, el barrio obrero donde nació y donde se encuentra su granja.

Origen conservador
Aunque comenzó su vida política en el conservador Partido Nacional, este autodidacta radicalizó su postura al ingresar en el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, una guerrilla urbana que cometió asaltos, asesinatos y secuestros antes y durante la dictadura militar uruguaya (1973-1985). Sus actividades con ese grupo, que según algunas versiones incluyeron el homicidio, le costaron varios períodos de cárcel.

El primero fue en 1964, cuando fue detenido durante un asalto a una empresa con otros compañeros de causa política. Se identificó como un delincuente común para no delatar a los suyos y estuvo ocho meses en la sombra.

En 1970 fue delatado en un lugar público y durante su detención sufrió varios disparos de bala. Lo llevaron a la cárcel de Punta Carretas, hoy convertida en un centro comercial. De allí escapó al año siguiente en una fuga de película por un túnel junto con un centenar de presos, casi todos guerrilleros. En 1972, tras otro breve encarcelamiento y otra huida, comienza su experiencia carcelaria más dura y prolongada, porque coincide con los años de dictadura y él y sus compañeros son torturados.

Una murga de Carnaval que Mujica vio en vivo y en directo hace dos semanas bromeaba este año sobre la supuesta afición del gobernante a hablar con las hormigas, heredada de aquellos años en los que permaneció largo tiempo metido en un pozo y sufrió un grave deterioro de su salud.

En 1985, con el restablecimiento de la democracia, vuelve a ver la luz gracias a la amnistía para los guerrilleros y sorprende a todos con un mensaje conciliador. El periodista uruguayo Sergio Israel, autor de la última biografía publicada del gobernante, justifica ese viraje hacia la vida democrática por la "situación tan extrema" que padeció tras las rejas y que "lo llevó a filosofar un poco sobre su vida".

Carácter conciliador
Funda el Movimiento de Participación Popular en 1989, un partido que se suma al bloque izquierdista Frente Amplio y que le permite llegar a ser diputado, senador y ministro de Agricultura de su predecesor en la Presidencia uruguaya, el socialista Tabaré Vázquez.

En opinión del politólogo Adolfo Garcé, el Mujica político es "controvertido, llamativo y chocante", y no dista mucho "de la expresión más antigua de la política uruguaya: el caudillismo". Pero, sobre todo, agrega, es "un hombre muy comprometido con el servicio público, con la causa de los humildes, inteligente, honesto, bienintencionado, de pensamiento veloz y diálogo ágil". "Ha aprendido mucho de sus propios errores y desconfía mucho del mundo académico", apuntilla.

Algunos coleccionistas de coches matarían por tener el pequeño Volkswagen que todavía conduce. En sus años de diputado era frecuente verlo llegar al Palacio Legislativo a bordo de una pequeña motocicleta, en ocasiones con su mujer de acompañante.
13.02.2011